lunes, 16 de septiembre de 2013

Grasas en mi dieta... ¿No gracias?

La primera reacción de casi todo el mundo frente a las grasas es no...  "Aceite... no que engorda mucho... nueces... no puedo... salmón... con la de grasa que tiene... como eres capaz de comerte ese bacon".  Y es cierto que la grasa tiene el doble de calorías que los hidratos de carbono o proteínas.  Pero medir un alimento solo por su contenido calórico es una visión muy simple de esta ecuación nutricional.



Es verdad que la grasa tiene más calorías, pero dentro de "las grasas", las encontramos "buenas" y "malas".  Cuando hablamos de grasas malas nos referimos fundamentalmente a las grasas saturadas, que no tienen una función orgánica más allá de la pura energética.  Las grasas saturadas las encontramos principalmente en alimentos de origen animal: carnes grasas, leche entera, queso, embutidos... Estas se encuentran directamente relacionadas con el aumento del colesterol LDL, la aparición de la arterioesclerosis y afecciones cardiacas.  Estas grasas sí sería necesario restringirlas en la alimentación por sus efectos adversos.

Del otro lado, tenemos a las grasas insaturadas y mono insaturadas... las "buenas", en ellas encontramos los ácidos grasos esenciales.  Cuando hablamos de un nutriente esencial estamos queriendo decir que no puede ser sintetizado por el propio cuerpo y es necesario conseguirlo a partir de la alimentación diaria.  En el caso de los ácidos grasos esenciales, por sus efectos beneficiosos sobre nuestro organismo, es imposible dejar de tomarlos.  Por citar algunos de ellos y sin hacer un análisis profundo, podríamos indicar:

-  Los ácidos grasos Omega-3 reducen la inflamación de tejidos y ayudan a prevenir ciertas enfermedades crónicas como la artritis.
-  Reduce la producción de las citoquinas, que están vinculadas con la arterioesclerosis.
-  Protege al organismo del exceso de coagulación.
-  Disminuye el colesterol LDL en sangre y los triglicéridos.
-  Contribuye a la buena salud del sistema circulatorio en general.

Las grasas mono insaturadas e insaturadas son beneficiosas y necesarias para la salud, por ello, imprescindible que estén presentes en nuestra alimentación diaria.  Llegados a este punto, la pregunta es evidente ¿Dónde encontramos estos tipos de grasas?  Sencillo: pescado azul, nueces, semillas de calabaza y mostaza, aceite de onagra y aceite de oliva.  Si el problema son las calorías, solo nos queda compensar el consumo calórico por parte del resto de los macronutrientes, sobre todo moderando el consumo de hidratos de carbono.

BENEFICIOS DE LOS ÁCIDOS GRASOS ESENCIALES EN EL ÁMBITO DEPORTIVO.

Siendo este un blog relacionado con el fitness y el culturismo, es ineludible hacer referencia a cómo influyen estos ácidos grasos, ya no solo a nuestra salud (que es lo primero), sino al propio rendimiento deportivo o aumento muscular.

Mejoran la permeabilidad de las membranas celulares.  Esto es un beneficio porque permite un mejor intercambio de nutrientes y oxígeno entre las células, lo que mejora su capacidad de retener el líquido intracelular, entrar más nutrientes a la célula y eliminar mejor los desechos metabólicos.  En contraposición las grasas saturadas ejercen el efecto contrario, empeoran la calidad de la membrana celular.

-  Mejora la respuesta insulínica del organismo.  Esto da lugar a una mejor regulación de los procesos metabólicos y a un mejor control de esta hormona.  Recordamos que insulina controlada implica, sobre todo en aquellas personas con tendencia a acumular grasa, más facilidad para perder grasa.

-  Reduce la grasa corporal.  ¿La grasa reduce la grasa?  Sí.  Determinados ácidos grasos esenciales intervienen en el metabolismo de los tejidos grasos estimulando su actividad mitocondrial y aumentando la cantidad de energía que se obtiene a partir de los tejidos de reserva de nuestro organismo.



Un saludo a todos y no os sintáis culpables cuando toméis algunas nueces con vuestra ensalada, unas buenas sardinas espetadas o un suculento lomo de salmón a la plancha... hará mucho bien por vosotros.

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